JUANAN
CHICÓN
J. PIRRI
MARCELINO
BERLANGA
J. CHICO
KEVIN
LATA
Domingo 2 de Abril de 2006, esa fecha quedara en la retina de todos los tesorilleros por ser quizás el día más especial en toda la historia de nuestro club, nos enfrentábamos al Barbate, y bien es cierto, que después llegaría una liguilla de ascenso, pero la afición ese partido lo vivió de manera especial, sobre todo por como se produjeron los acontecimientos.Aún recuerdo el magnifico gol de falta ejecutado por Romero, al cuarto de hora de comenzar el partido, había sido un accidente, y nos quedaba todo un mundo por delante, los mil tesorilleros que habíamos en el campo, confiáramos en cambiar el pronóstico del encuentro, y conseguir esa ansiada liguilla, pero los minutos pasaban, y el juego racano y conservador del Barbate estaba dando sus resultados, la afición se desanimaba y mas cuando cumpliamos el 80´ de partido, y todavía campeaba el gol de Romero en el luminoso de la Era.
Quedaban 10 minutos, pero en las gradas ocurrió algo insólito, y es que "las 1.000 almas" que abarrotaban e incluso traían locos a la policía, animaban cada vez con más fuerza, como presagiando lo que iba a acontecer, y haya por el 88´, Julio Fariñas establecía la igualada, ese gol todavía no nos valía pero dio alas a una afición que en ese día demostró ser de tercera y no necesitaba una liguilla para demostrarlo.
El tiempo se acababa y el sueño se partía como partía la ilusión de una afición que seguía animando como si quedará un mundo, rondábamos el 93´, el señor colegiado iba a testificar con tres golpes de sonido el pase del Barbate a la liguilla cuando un cornet botado por Fariñas desde la derecha nos unía con un débil hilo de esperanza al partido.
En el argo periodista diré que cornet al segundo palo bien defendido por la zaga barbateña que despeja en media distancia la bola. El balón quedo muerto en la frontal del área, y allí hicimos historia, Oscar Ruiz, puso su nombre a la historia tesorillera, al enganchar una media volea, y batir la portería rival.
El campo literalmente, se vino abajo, hubo invasión, los aficionados saltaron a celebrarlo con los jugadores, y el arbitro no tuvo otra que dar por finalizado el partido. Vi gente llorando de alegria, que os puedo asegurar hacia mucho tiempo que no lo hacía, niños soñando ser como los heroes del partido contra Barbate, y sobre todo vi un equipo unido a una afición.La victoria se celebró como el ascenso que nunca llegó, pero el recuerdo quedará ahi, y el "espiritu de Barbate" será recordado para siempre en la historia de esta familia.
